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La hormona antimülleriana: clave en la evaluación de la fertilidad

Una de las pruebas más importantes para conocer el estado de la fertilidad de una mujer es la hormona antimülleriana (AMH). Este marcador es utilizado para evaluar la reserva ovárica, es decir, el número de óvulos con los que cuenta una mujer en un momento determinado. Pero, ¿qué significa realmente este valor y cómo puede influir en la capacidad para concebir? ¿Cómo condiciona los tratamientos de fertilidad? Si estás buscando el embarazo y tienes dudas en cuanto a la hormona antimülleriana, este artículo te ayudará a tomar decisiones informadas.

¿Qué es la hormona antimülleriana y por qué es tan relevante?

La hormona antimülleriana (AMH) es una proteína presente tanto en hombres como en mujeres, pero con diferentes funciones y localizaciones. Tiene un papel especialmente importante durante el embarazo, ya que es la encargada de la diferenciación del sexo del feto.

En el varón, básicamente se encarga de impedir el desarrollo de los conductos de Müller, que son las estructuras que darán lugar al desarrollo del útero y de las trompas de Falopio. De ahí su curioso nombre de “antimülleriana”.

En cambio, la ausencia de esta hormona va a permitir la formación del aparato reproductor femenino en el feto. Unas semanas más adelante, la antimülleriana empezará a expresarse cuando el feto tenga ya sus propios folículos ováricos.

A partir de la pubertad, en las mujeres, los folículos ováricos, donde se desarrollan los óvulos, comenzarán a producir la hormona antimülleriana durante toda la vida reproductiva, es decir, hasta la menopausia.

Es por eso que su concentración en sangre refleja aproximadamente la cantidad de óvulos que quedan en los ovarios, es decir, la reserva ovárica de la mujer en ese momento concreto. No obstante, para evaluar la fertilidad de una mujer, no solo debemos tener en cuenta la AMH, sino también otras hormonas, como la FSH y LH, así como el recuento de folículos antrales que realizamos por ecografía transvaginal, entre otras pruebas.

Cómo se mide y qué significan sus valores

La AMH se mide a través de un análisis de sangre. Sus valores pueden variar entre mujeres de la misma edad y dependerán de factores como la genética, el estilo de vida y ciertas condiciones médicas. A diferencia de otras hormonas reproductivas, la AMH no fluctúa de manera importante a lo largo del ciclo menstrual, por lo que su medición puede realizarse en cualquier día del ciclo, aunque normalmente, la analítica se realiza en los primeros días del ciclo para poder tomar también los valores de otras hormonas femeninas relacionadas con la fertilidad, como la FSH y el estradiol.

En cuanto a los valores de la hormona antimülleriana, los laboratorios pueden dar referencias con ligeras variaciones, pero básicamente podemos considerar:

Hormona Antimülleriana (AMH) — Rangos y significado

Valores altos (> 4 ng/ml)

Pueden estar asociados con síndrome de ovario poliquístico (SOP). Indican riesgo de hiperestimulación como respuesta a la estimulación ovárica.

Valores normales (1,1 – 4 ng/ml)

Se asocian con una buena reserva ovárica.

Valores normales-bajos (0,7 – 0,9 ng/ml)

Podrían indicar una reserva ovárica reducida, aunque dentro de la normalidad.

Valores bajos (< 1,0 ng/ml)

Indican baja reserva ovárica y es probable una baja respuesta a la estimulación hormonal.

*La AMH se expresa en ng/ml. La interpretación clínica debe realizarla un profesional, considerando edad y contexto.

Relación de la hormona antimülleriana con los tratamientos de fertilidad

La AMH es un indicador clave para determinar qué estrategia podemos seguir en la planificación de la maternidad y en los tratamientos de reproducción asistida.

1-Planificar la maternidad.

Habitualmente, la bajada drástica de la AMH es a partir de los 35 años, pero si vemos ese descenso antes de esa edad, podemos planificar nuestra maternidad con diferentes opciones:

Adelantar la maternidad lo más pronto posible, ya sea de forma natural o mediante reproducción asistida.

Preservar la fertilidad, es decir, congelar óvulos, si aún no queremos ser madres y la reserva ovárica está algo baja. De este modo, podremos contar con nuestros propios óvulos para fecundar en el futuro, en caso de quedarnos sin reserva ovárica.

2-Ajustar la estimulación ovárica en los tratamientos de reproducción asistida.

Ante un tratamiento de fertilidad, los valores de la hormona antimülleriana nos ayudan a los especialistas a ajustar las dosis de la medicación para la estimulación ovárica de una FIV o de una inseminación artificial.

De este modo, en mujeres con AMH baja, es necesario proyectar una estimulación ovárica muy personalizada, ya que estas pacientes suelen tener probabilidad de padecer una baja respuesta. No obstante, esto no significa en ningún caso que no se pueda conseguir una gestación evolutiva. Además, podemos recurrir a otros tratamientos, como es el rejuvenecimiento ovárico. Se trata de una técnica de reactivación de óvulos con plasma rico en plaquetas (PRP) que nos puede ayudar a conseguir más ovocitos y optimizar así las posibilidades de embarazo.

En el caso contrario, cuando hay una AMH alta, como ocurre con las pacientes con Síndrome de Ovario Poliquístico, se necesita un control preciso para evitar una respuesta ovárica exagerada a la estimulación ovárica, lo cual puede conllevar a la aparición del síndrome de hiperestimulación ovárica, una complicación que, en los casos graves, pueden requerir hospitalización y tratamiento adicional.

Impacto de la endometriosis en los valores de la hormona antimülleriana

Hay que entender, que, aunque la endometriosis es una patología benigna, si la proliferación del tejido endometrial se produce dentro del tejido ovárico, esta situación puede alterar los folículos ováricos. De tal modo que, además de disminuir el número de folículos, también descenderían los valores de la hormona antimülleriana, y se reduciría la capacidad reproductiva de la mujer.

Puesto que la endometriosis puede ir extendiéndose y afectar a otros tejidos y órganos, dificultando la capacidad reproductiva, lo más recomendable es tratar de ser madre lo antes posible, tanto de forma natural como mediante tratamientos de reproducción asistida personalizados.

No obstante, si este no es el mejor momento para tomar esta decisión y se prefiere posponer la maternidad, conviene plantearse la vitrificación de ovocitos que, como ya hemos comentado antes, nos permite conservar los óvulos antes de que pueda producirse un nuevo brote la enfermedad.

Impacto del SOP en los valores de la AMH

Como ya habíamos adelantado, en el caso del Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), la hormona antimülleriana suele estar elevada. ¿Por qué? Pues porque el SOP conlleva un aumento del número de folículos ováricos en todas las etapas de crecimiento. Este aumento de folículos antrales y preantrales, que son los que producen principalmente la hormona antimülleriana, hacen que el nivel de AMH sérico sea d_e 2 a 4 veces mayor en las mujeres con SOP que en mujeres que no lo tienen.

Pero hay que tener en cuenta que este exceso folicular puede desencadenar una respuesta excesiva del ovario cuando se utilizan tratamientos de estimulación de la ovulación en un FIV o IA, aumentando el riesgo de hiperestimulación ovárica.

También debemos valorar el riesgo de embarazo múltiple en mujeres con SOP cuando se hace una estimulación hormonal para una inseminación artificial o para un coito programado, si existen más de 2 o 3 folículos maduros en los ovarios. Por ello, en estos casos, debemos utilizar dosis muy bajas de medicación hormonal. Y, en caso de que se desarrollasen más folículos de los indicados, entonces será necesario cancelar el ciclo y utilizar protección si se mantienen relaciones sexuales, con el fin de evitar un embarazo múltiple, ya que en esta situación no se puede controlar de forma exacta cuántos óvulos se terminan liberando y pueden ser fecundados.

Importancia de un diagnóstico temprano y personalizado

Cuando la AMH indica una reserva ovárica baja o niveles elevados por patologías como el SOP, puede ser crucial tomar decisiones lo antes posible y contar con un equipo experto que pueda asesorarte y ofrecer soluciones adaptadas. No obstante, aunque la hormona antimülleriana nos da una información importante en cuanto a la reserva ovárica, también es necesario realizar otras pruebas y analíticas para conocer el estado de fertilidad de una mujer y dar con un diagnóstico acertado.

En Tambre, ofrecemos un enfoque integral, combinando tecnología avanzada y un equipo humano especializado que nos permite realizar tratamientos de reproducción asistida personalizados, desde la estimulación ovárica a medida hasta la vitrificación de óvulos o la donación de gametos, siempre con el objetivo de maximizar las posibilidades de conseguir un embarazo exitoso. Si tienes dudas sobre tu fertilidad o te enfrentas a valores alterados de la hormona antimülleriana, nuestro equipo está aquí para asesorarte y acompañarte en cada paso del proceso.
Si tienes dudas sobre tu fertilidad, en Tambre te ofrecemos un diagnóstico personalizado y las mejores opciones para que alcances tu sueño de ser madre.

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Preguntas frecuentes

¿Se pueden mejorar los niveles de AMH?

No existen tratamientos específicos para aumentar la AMH, pero ciertos cambios en el estilo de vida, como una alimentación equilibrada y el control del estrés, pueden ayudar a optimizar la salud ovárica.

¿Una AMH baja significa menopausia precoz?

No necesariamente. Aunque una AMH baja puede indicar una disminución en la reserva ovárica, no implica que la menopausia sea inminente. Es importante evaluar otros factores hormonales y clínicos.

¿Se puede lograr embarazo con AMH baja?

Sí, con tratamientos como la FIV con una estimulación muy cuidada y personalizada, o con la reactivación de óvulos con plasma rico en plaquetas (PRP) muchas mujeres con AMH baja logran ser madres. De no ser posible, existe la opción de recurrir a la donación de óvulos, para obtener embriones de calidad que puedan dar lugar a un embarazo evolutivo.

¿Cada cuánto tiempo es recomendable medir los valores de la hormona antimülleriana?

Depende de la situación de cada mujer. En general, si hay preocupaciones sobre la fertilidad y/o se está planificando un embarazo a largo plazo, se recomienda una evaluación periódica.

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