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De Holanda a España: Dorien encontró en Tambre su milagro tras 18 tratamientos
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“Después de 18 decepciones y aun así seguir manteniendo la esperanza cada vez… y de repente, ver en la ecografía que sí, que estaba pasando… fue realmente fantástico».
Estas palabras de Dorien Waanders resumen la montaña rusa emocional que viven muchas parejas en su camino hacia la maternidad. Pero su historia es extraordinaria no solo por los 18 tratamientos de fertilidad que recorrió sin éxito, sino porque en el intento número 19, en su primer y único tratamiento en Tambre, lo consiguió.
Historia real de FIV con éxito:
Cuando el diagnóstico es complejo y el camino se alarga, la diferencia suele estar en la precisión: entender la causa, ajustar el plan y acompañar sin perder humanidad.
Un encuentro entre la perseverancia y la experiencia
La mañana que Dorien e Inge Kormelink, CEO de Tambre, se sentaron a tomar café en el jardín de la casa donde nació la madre de Inge, había mucho más que una simple conversación entre una paciente y una profesional. Había una conexión genuina entre dos mujeres que comprenden profundamente lo que significa el anhelo de ser madre. En ese momento, ella ya estaba embarazada de 33 semanas.
«La historia de Dorien me conmovió profundamente», confiesa Inge.
«Me tocó especialmente porque yo también fui paciente, pero sobre todo por la cantidad de tratamientos que había pasado, y yo sabía que en Tambre podríamos ayudarla».
Esa intuición se materializó meses después. Hoy, Dorien es madre de Cas, un niño nacido en octubre.
“Verla ahora, tan feliz, fue realmente conmovedor”, recuerda Inge.
“Habiendo sido paciente yo misma, me emociona saber que pudimos acompañarla en este camino”.
Este sentimiento resume algo esencial del trabajo de Tambre: la mezcla de experiencia clínica, sensibilidad y compromiso que acompaña a cada paciente, especialmente en casos complejos.
Cuando la perseverancia se encuentra con la desesperanza
Dieciocho tratamientos. Dieciocho ciclos de esperanza, preparación, ilusión y, finalmente, decepción. Esta cifra, que para muchos podría significar la rendición total, para Dorien era solo el camino que había que recorrer para alcanzar su sueño.
Fueron tres años y medio de búsqueda, de decepciones, de volverse a ilusionar. Su problema era inmunológico y gracias a la experiencia de Tambre, su embarazo fue posible.
«Pues casi no me lo podía creer», recuerda Dorien sobre el momento en que supo que por fin estaba embarazada.
“Fue algo increíble».
El paso al extranjero: más que un viaje, un salto de fe
Para una mujer holandesa, tomar la decisión de cruzar fronteras para recibir tratamiento no es fácil. Implica salir de la zona de confort, confiar en profesionales en otro país y asumir logísticas complejas. Pero para Dorien, como para muchas pacientes de Benelux que eligen Tambre, la diferencia merecía la pena.
«Fue un paso muy personal», explica Dorien.
«La atención en Tambre me pareció muy personalizada, muy cálida. Hubo una comunicación excelente y desde el principio tuvimos una sensación muy positiva. Algo que en los Países Bajos lamentablemente no siempre es posible».

La ciencia se encuentra con la humanidad en Tambre
Lo que Dorien encontró en Tambre no era simplemente otra clínica de fertilidad. Encontró un equipo que entendía que detrás de cada caso hay una historia única, una lucha personal y un anhelo que trasciende lo médico.
«El protocolo estaba completamente adaptado a mí», destaca Dorien. Esta personalización del tratamiento es una de las señas de identidad de Tambre, donde cada paciente recibe un plan específicamente diseñado para sus circunstancias particulares.
«En España sí lo fue, y desde el principio sentí mucha confianza, en el tratamiento, en el equipo y en los médicos. La atención fue realmente fantástica y, al final, con un resultado muy bueno».
Un equipo multilingüe que elimina barreras
Uno de los aspectos que más valoran los pacientes internacionales en Tambre es la capacidad de sentirse comprendidos, literalmente. Con equipos que hablan neerlandés, inglés, alemán, francés, italiano y español, la barrera del idioma desaparece.
«Nosotros acompañamos a los pacientes: los recogemos en el aeropuerto, los llevamos a la clínica…», explica Inge, consciente de que el proceso ya es suficientemente estresante como para añadir la complejidad logística de moverse en un país extranjero.
Dorien, enfermera de profesión, decidió transformar su experiencia en un acompañamiento activo para otras mujeres. Hoy es coach de fertilidad, y recibe mensajes de mujeres que, al conocer su historia, se sienten comprendidas y acompañadas.
“Me parece importante, porque es un tema muy difícil. Me gustaría que la gente sintiera apoyo, reconocimiento o incluso un poco de esperanza”, comparte.
“A pesar de tantas decepciones, que sepan que aún hay buenas posibilidades y que existen muchas más opciones de las que se imaginan”.
Inge lo resume así: “Dorien es un ejemplo de cómo el impacto de nuestro trabajo va mucho más allá del tratamiento. Hoy acompaña a otras mujeres, y eso es tremendamente inspirador”.
Una historia que ya tiene nombre propio: Cas
Hoy, Dorien mira a su hijo Cas, su milagro español, y sabe que cada paso —los viajes, las dudas, los 18 intentos fallidos— la condujeron al lugar donde finalmente encontró un equipo que creyó en ella tanto como ella misma.
Un final que también es un comienzo
La llegada de Cas no es solo un final feliz: es el inicio de una nueva etapa. Para Tambre, una confirmación de que el trabajo bien hecho transforma vidas. Para quienes comienzan su camino, un recordatorio: la esperanza, cuando se cuida y se acompaña, encuentra su lugar.
¿Estás pensando en realizar tu tratamiento de fertilidad?
El equipo multilingüe de Tambre está aquí para responder tus preguntas y acompañarte en cada paso del camino. Estamos para ayudarte.
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