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La interrupción voluntaria del embarazo y la esterilidad

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La interrupción voluntaria del embarazo (IVE), sea por motivos sociales o psicológicos y no por el hallazgo de una enfermedad en el feto no influye en la esterilidad

De hecho, el haber tenido en algún momento un embarazo espontáneo, aunque no se considerase en ese momento que era el adecuado para la maternidad, nos informa que esa posibilidad de embarazo espontáneo es posible y nos descarta muchas causas de esterilidad difícilmente diagnosticables y tratables. Se trata, por tanto, de una esterilidad secundaria, generalmente con mejor pronóstico que la primaria.

Sin embargo a este ‘no’ hay que hacer dos pequeñas matizaciones. Aunque es poco frecuente, el aborto provocado, incluso en las mejores condiciones sanitarias, puede ocasionar la aparición de adherencias intrauterinas. Estas se producen cuando en la evacuación de contenido del útero se elimina en alguna de las partes de la cavidad uterina la totalidad de la capa de endometrio y se llega hasta el músculo que hay por debajo. Esto se comporta como una herida y al cicatrizar puede unirse a otra herida similar en la cara contraria del útero, de modo que ambas caras cicatricen juntas y queden unidas. Cuando esto ocurre en una proporción importante de la superficie interna de la matriz la mujer notará que no reaparecen las reglas después del aborto. Es lo que se llama Síndrome de Asherman y el diagnóstico suele ser sencillo por lo llamativo de la no reaparición de las reglas hasta entonces normales. Sin embargo si la superficie afecta es menor puede que solo produzca que las reglas sean menos abundantes o más dolorosas o incluso no notar ningún cambio en las reglas. Tanto el diagnóstico como el tratamiento se realizan mediante histeroscopia.

Como segunda matización hay que entender que la interrupción voluntaria de un embarazo no deseado es siempre una decisión difícil. Incluso cuando parece que ha sido una decisión fácil que se ha asumido sin problemas puede quedar en el fondo cierta sensación de culpa o reproche moral que puede llevar a asumir la esterilidad posterior, consciente o inconscientemente, con una sensación de castigo o ‘justicia divina’ que puede aumentar sensiblemente la ansiedad que siempre supone la esterilidad. Es por ambos motivos fundamental conocer dicho antecedente y realizar una histeroscopia diagnóstica que descarte completamente cualquier relación entre la IVE y la dificultad para conseguir un embarazo en la actualidad.