Inseminación Artificial, Últimas Noticias

Inseminación artificial, un poco de historia

La inseminación artificial en 8 pasos

Actualmente la Inseminación Artificial (IA), junto con la Fecundación In Vitro (FIV) y la Microinyección Espermática (ICSI) es una de las tres técnicas en Reproducción Asistida más utilizadas. La inseminación artificial se define como el depósito de espermatozoides en el tracto reproductivo de la mujer con el fin de conseguir una gestación.

Un poco de historia de la inseminación artificial

Aunque nos parezca mentira y pensemos que la técnica de la Inseminación artificial es una tecnología moderna…los primeros  intentos de ésta se realizaron en el siglo XV. La primera inseminación artificial como tal que derivó en el nacimiento de seres vivos mamíferos fue en 1784 en perros.

Ya hacia el año 1950 se convirtió en un proceso establecido junto con la congelación y descongelación espermática. Desarrollándose poco a poco métodos más eficaces para mejorar su resultado. Como es de suponer esta mejora en los resultados además de deberse a la optimización en las técnicas de preparación seminal también se debe a la mejora en las estimulaciones de las pacientes.

Ventajas e Inconvenientes

A pesar de que la tendencia últimamente sea pasar directamente a las técnicas anteriormente mencionadas FIV e ICSI y la Inseminación Artificial se haya convertido en la “hermana pequeña” tenemos que recordar que la inseminación es una técnica con una tasa de gestación por ciclo que oscila entre 20-25% y que por tanto hay que seguir teniendo en cuenta.

Se trata de una técnica de reproducción menos invasiva y que requiere menor estimulación ovárica, tanto en cantidad de hormona como en duración de la misma, por lo tanto más natural y tampoco cuenta con el paso por quirófano.

También tenemos que destacar que esta técnica la podemos realizar incluso sin estimulación en lo que se denomina un “ciclo natural” y  sincronizar el ciclo propio de la paciente con la preparación seminal e inseminarla el día en el que se va a producir la ovulación.

Tipos

Esta técnica se realiza en pacientes que tengan por ejemplo alguno de estos motivos:

  • imposibilidad para depositar el eyaculado en la vagina, por vaginismo, impotencia…
  • debido a disfunciones ovulatorias,
  • alteraciones en la calidad seminal en el seminograma (siempre y cuando nos permitan recuperar una cantidad suficiente de semen capacitado para realizar la inseminación),
  • causas relacionadas con el cuello uterino, ya sean anomalías morfológicas o incompatibilidad del moco cervical…
  • causas de esterilidad de origen desconocido, (EOD), cuando la pareja lleva unos 12 meses intentando quedarse embarazados y no lo consiguen y tras un estudio previo no se halla la causa del problema aparentemente.

Tenemos dos tipos dentro de esta técnica:

  • IAC: con semen de cónyuge. Realizada en aquellos pacientes en los que la pareja masculina posea una calidad seminal adecuada y pacientes femeninas que cumplan requisitos compatibles con esta técnica.  Normalmente el semen utilizado en esta praxis es semen fresco, recogido momentos antes de la inseminación aunque también se puede hacer con semen congelado por imposibilidad de no poder acudir el varón a al clínica en el momento de la inseminación, o por tener problemas en la recogida…
  • IAD: con semen de donante. Para aquellos pacientes en las que tengamos pareja masculina con azoospermia, o alguna anomalía genética que no quieran transmitir a la descendencia y no pueda evitar mediante un diagnóstico genético preimplantacional (DGP) o mujeres que no posean pareja masculina y deseen ser madres. En la Clínica Tambre tenemos el banco de semen de donante más antiguo de la Comunidad de Madrid, estamos dotados de una gran experiencia.

La realización de la inseminación intrauterina exige la manipulación del eyaculado por parte del laboratorio, ya sea de donante como de paciente, para seleccionar los espermatozoides con mayor movilidad y estimular su capacidad fertilizante. Una vez “capacitamos” este semen se procede a depositarlo en la cavidad uterina. Y tras la inseminación se pauta un tratamiento para soporte de la fase lútea con progesterona, con la finalidad de mantener la mucosa endometrial con las características adecuadas para favorecer la implantación del embrión. Posteriormente se realizará la prueba de embarazo pasados unos 15 días.