Ya ha empezado 2022 y por ello, queremos en este primer post del año arrancar con una noticia que alegrará a todos los pacientes de Tambre, y es que… ¡una nueva especialista se ha incorporado a nuestro equipo!. Ella es la Dra. Paloma Sánchez-Gómez Sánchez y es Miembro de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE), de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) y de la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología (SEGO). La Dra. Sánchez-Gómez se licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad Complutense de Madrid en 2008 y posteriormente se especializó en Ginecología y Obstetricia, en Reproducción Humana y en Genética Clínica. Los pacientes que han tenido la suerte de tratar con ella desde que se ha unido a nuestro equipo destacan su profesionalidad y empatía.
De igual manera, hoy en el blog de Tambre, nuestra nueva especialista en fertilidad nos habla de un tema que preocupa mucho a quienes nos leen: los cistoadenomas ováricos. ¡No te lo pierdas!
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Índice de contenido
Hablemos de quistes…
Los quistes ováricos son tan frecuentes como variados. Los más comunes son los quistes funcionales, que se relacionan con el ciclo menstrual de la mujer y el proceso de la ovulación, y suelen desaparecer por sí solos en los siguientes ciclos.
Por otro lado, tenemos los quistes o tumores orgánicos benignos, siendo los más frecuentes los endometriomas, los teratomas o quistes dermoides y los cistoadenomas. Y finalmente los tumores malignos de ovario, los menos frecuentes de todos, pero suponen los más letales de los cánceres ginecológicos y suelen ser silenciosos hasta un estadio avanzado.
¿Qué es un cistoadenoma ovárico?
Tras esta pequeña introducción, hoy os voy a hablar de los cistoadenomas de ovario, un tipo de quiste benigno, no funcional y por lo tanto persistente en el tiempo, derivado del epitelio superficial del ovario. Como una cavidad que contiene líquido en su interior y presenta una cápsula alrededor. Cuando no son muy grandes, es fácil reconocer en su periferia una media luna de tejido ovárico sano que puede contener folículos en distintas fases de desarrollo según el momento del ciclo.
¿Existe riesgo de sufrir un cistoadenoma?
Los ovarios son órganos especialmente propensos al desarrollo de quistes y tumores, constituyendo el tercer grupo de tumores, incluyendo benignos y malignos, de la mujer. El ovario es un órgano de caracteres polimorfos, los cuales se encuentran interrelacionados: factores genéticos, embriológicos, ontogenéticos, así como estructurales y funcionales, experimentan una interacción de la cual puede aparecer este tipo de patología.
¿Qué tipos de cistoadenomas existen?
Los cistoadenomas los podemos dividir en dos tipos:
constituyen las formaciones quísticas (no funcionales) más frecuentes del ovario. Aparecen sobre todo después de la menopausia, pero también pueden aparecer en periodo de actividad ovárica. Son bilaterales en el 30-50% de los casos. Suelen ser puramente uniloculares, es decir, de una sola cavidad, de contenido líquido claro, de superficie lisa y paredes finas, con apariencia de quistes foliculares. Como he comentando antes, su persistencia sugiere el diagnóstico.
aparecen entre los 30 y los 60 años de edad y son bilaterales en el 5-10% de los casos. Pueden ser muy voluminosos, pudiendo ocupar toda la pelvis de la mujer: la mayoría de los tumores gigantes del ovario son de este tipo histológico. Se presentan como masas quísticas de gran tamaño, multiloculadas, es decir, con septos que separan varias cavidades en su interior. Su líquido interno es más espeso, mucoide.
¿Debe preocupar que se detecte un cistoadenoma en el ovario?
Como en todo hay que individualizar y tener en cuenta varios factores como la edad de la mujer, su historia clínica, antecedentes, tamaño y naturaleza del quiste. Por lo tanto, el papel del ginecólogo y las revisiones periódicas van a ser esenciales para el diagnóstico certero, evitando una intervención innecesaria por una alteración funcional autolimitada y detectar lo más precozmente posible una afectación maligna.
¿Puede traer problemas sufrir un citoadenoma ovárico?
Confirmado su diagnóstico, al tratarse de tumores benignos no suelen producir mayores inconvenientes. Sin embargo, en ocasiones, sobre todo en los cistoadenomas de mayor tamaño puede haber riesgo de rotura del quiste o de torsión ovárica. Esta torsión significa que el ovario aumentado de tamaño rota sobre sí mismo y puede dificultar la llegada de sangre al ovario. En ambas situaciones la paciente comenzará con dolor abdominal muy intento, agudo, que aparece de repente y que se puede acompañar de nauseas, vómitos o fiebre y por lo general va a requerir una intervención quirúrgica urgente.
¿Produce síntomas?
Los cistoadenomas suelen ser asintomáticos y de crecimiento lento, por lo que habitualmente se diagnostican en el curso de una exploración ginecológica rutinaria. Sin embargo, según el tamaño del quiste, la mujer puede presentar:
Sensación de hinchazón o distensión abdominal.
Dispareunia (dolor con las relaciones sexuales)
Dismenorrea (dolor con la menstruación)
Estreñimiento o sensación de dificultad de vaciado completo de la vejiga, por la compresión de órganos vecinos (recto o vejiga).
Dolor pélvico, que puede irradiar a las piernas o a la espalda
¿Cómo se diagnostica un cistoadenoma?
El diagnóstico se puede realizar a través de una exploración ginecológica mediante la palpación bimanual de la pelvis que nos dará información sobre la presencia de masas, su tamaño, consistencia y movilidad. En segundo lugar, mediante estudio de imagen como la ecografía pélvica transvaginal, que nos facilita la visualización del útero y los ovarios, y determinar la presencia de quistes y su naturaleza. En ocasiones, sobre todo en casos de dudas en el diagnóstico o si se sospecha que el quiste pueda ser maligno, podemos solicitar pruebas complementarias como analítica de sangre con marcadores tumorales o resonancia magnética nuclear.
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¿Cuál es el tratamiento del cistoadenoma ovárico?
El tratamiento va a depender por un lado de las características del cistoadenoma como su tamaño y su aspecto ecográfico, porque como he comentado antes es fundamental descartar marcadores de malignidad; y por otro lado dependerá de la edad de la mujer y de los síntomas que le ocasione. Por lo que un quiste pequeño, asintomático en una mujer joven optaremos por la vigilancia ecográfica. En otras ocasiones será necesario recurrir a la cirugía, preferentemente laparoscópica, realizando la exéresis únicamente del quiste (quistectomía) y siendo lo más conservadores posibles para minimizar el efecto deletéreo sobre la reserva ovárica. En la menopausia, en función de las características del quiste, también se puede optar por el seguimiento ecográfico; y en el caso que se precise cirugía sería de elección la extirpación del ovario (anexectomía).
¿Cómo influye esta patología a la hora de tener que recibir un tratamiento de reproducción asistida?
Si revisamos los estudios sobre los resultados en la estimulación ovárica y la FIV en pacientes con este tipo de quistes benignos, vemos que no se encuentran diferencias significativas respecto a número de ovocitos recuperados, niveles de estradiol en sangre ni tasas de embarazo y nacido vivo. Al tiempo que no se reportan datos de malignización ni otras complicaciones tras la punción ovárica.
¿Influye el cistoadenoma en la fertilidad?
A diferencia de otro tipo de quistes que afectan al parénquima ovárico y pueden comprometer la reserva ovárica o los endometriomas que pueden influir en la calidad ovocitaria, los cistoadenomas son tumores que surgen de la superficie de los ovarios y no suelen afectar la fertilidad. Sin embargo cuando estos quistes requieren una cirugía sí que vemos una disminución del volumen ovárico (comparado con el ovario sano), de la reserva ovárica y de la hormona antimuleriana.
Por lo tanto, ante un diagnóstico de cistoadenoma de ovario es fundamental acudir a un especialista en reproducción, para que evalúe tu caso y te de una información clara sobre las consecuencias en la fertilidad, no solo del quiste sino de su posible tratamiento.
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En tu primera consulta nuestro equipo médico te realizará una anamnesis general y exploración ginecológica, que incluye:
– Una ecografía vaginal para conocer el estado morfológico y funcional del útero, trompas y ovarios.
– Un análisis de sangre para conocer la actividad ovárica: hormona antimülleriana (AMH).
– Y si fuera necesario, seminograma para conocer la calidad del semen.
En la segunda entrevista con tu ginecóloga te comentará los resultados de tus pruebas, te explicará el diagnóstico y se pautará el comienzo del tratamiento o, en su defecto, se prescribirán otras pruebas complementarias necesarias para confirmar el diagnóstico.
Si todo está en orden, posiblemente podamos iniciar tu tratamiento con el inicio de tu próximo periodo menstrual.