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Apoyo psicológico en pacientes con Cáncer de mama

Cáncer de mama

Se habla mucho de la prevención precoz del Cáncer de mama, pero ¿Qué le pasa con las mujeres que lo sufren? En este post te explicamos las emociones que se pueden experimentar y cómo afrontarlas.

El cáncer es una enfermedad que sigue siendo vista como amenazante, dolorosa y con un pronóstico muy incierto, tanto desde el punto de vista físico como a nivel familiar y social. Recibir un diagnóstico de cáncer de mama supone para la mujer y para su entorno un auténtico impacto que obliga a pasar por un proceso psicológico adaptativo que denominamos “duelo oncológico”.

El duelo se compone de una serie de etapas, no necesariamente secuenciales, que incluyen la negación, la rabia, la tristeza, la negociación y la aceptación. Hasta llegar al momento de la aceptación es muy común y, altamente recomendable a nivel psicológico, el tránsito por las anteriores. No constituye el duelo, por tanto, un proceso amenazante sino que se convierte en un mecanismo de reconstrucción psíquica fundamental, que va a permitir a las pacientes enfrentarse a  todo el proceso de forma más adecuada.

Surgen muchos interrogantes durante las primeras fases tras el diagnóstico que pueden llegar a generar estrés crónico, ansiedad y depresión. La sensación de pérdida real o potencial de la vida que llevaban hasta ahora es la primera con la que hay que lidiar. Son normales las preguntas como: ¿voy a morir?, podré conservar el pecho?, ¿qué secuelas tendré?, ¿cómo soportará mi familia esto?, y mi pareja ¿me seguirá viendo atractiva?, ¿me seguiré sintiendo “completa” como mujer?, ¿cómo afectará a mi fertilidad?, ¿tendrá alguna repercusión en mi vida laboral?, etc.

La mama es un órgano con una representación muy compleja física, psicológica, sexual y socialmente. La posibilidad de su pérdida es un duro golpe a la autoestima de la mujer, que puede llegar a sentirse incompleta, “menos” mujer que antes del diagnóstico.

Teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente, es imprescindible la intervención psicológica que permitirá predecir, intervenir, manejar y resolver los distintos problemas psicosociales a los que puedan enfrentarse las pacientes. El objetivo principal es ayudar a la mujer a sobrellevar todos los cambios que va a experimentar: físicos, emocionales y de estilo de vida. También a afrontar los tratamientos médicos, que pueden resultar muy traumáticos y dolorosos. Y no menos importante, el manejo de la situación en el ámbito familiar, tanto con la pareja como si existen hijos.

El entorno ha de brindarle todo el apoyo necesario y para ello es necesario que tanto la pareja, que será el principal pilar de apoyo emocional, como los hijos, padres y amigos reciban también ayuda psicológica, no sólo para convertirse en esa base sobre la que sostenerse, sino para ayudarles a que afronten y manejen mejor sus propios sentimientos.

 


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El apoyo psicológico debe ser constante durante todas las etapas, aun habiendo finalizado el tratamiento médico. La recuperación física y la emocional no siempre van sincronizadas, de hecho, ésta última suele ser más costosa de alcanzar. La paciente puede necesitar más tiempo para aceptar su nueva imagen, para controlar el miedo a que vuelva a aparecer la enfermedad y para integrar todo lo negativo que se ha vivido desde el momento del diagnóstico. No hay que olvidar que un manejo adecuado del estrés va a repercutir de forma muy positiva en nuestra salud física y servirá como protector de nuestro sistema inmunológico.

Por último, el aprender a desarrollar la capacidad de superar la adversidad (resiliencia) que todos poseemos permitirá a muchas pacientes convertir esta crisis vital en una oportunidad de crecimiento personal que les hará valorar la vida de otra manera.