Dra. Esther Marbán

Desde pequeña siempre tuve claro que quería ayudar a la gente. Ya en bachillerato y en el año previo a la Universidad supe que quería hacer algo relacionado con las ciencias biosanitarias. Aún no tenía claro si iba a ser medicina, pero sabía que iba a ir por esa rama. Un poco más adelante supe al 100% que estudiaría medicina y tuve la suerte de entrar en la facultad.

Cuando acabé la carrera me gustaba la ginecología como especialidad médico-quirúrgica, y también me sentí atraída por otras especialidades más técnicas como oncología. Me decanté por ginecología porque es una especialidad muy amplia y siempre pensé que podría cuadrar con mi carácter.

Me formé en el Hospital Gregorio Marañón donde hice la rotación y en el último año de residencia cursé el Máster de Reproducción Asistida de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) y a partir de ahí conocí de primera mano la fertilidad. Y por coincidencias del destino, en 2010, y con varias opciones encima de la mesa, aposté por dedicarme a la reproducción asistida.

Aparte de cosas objetivas como la tecnología, la experiencia del personal, las instalaciones, que también son aspectos importantes, en mi opinión, lo que más destaca en Tambre es lo que nos implicamos todos en cada caso. Lo que nos gusta hacer nuestro trabajo a todos los que nos dedicamos a ello. Y por supuesto, la personalización.

Somos muy cuidadosos por esa parte y cuidamos a nuestros pacientes todo lo que podemos. Es un centro en el que se hace todo por ellas, para conseguir el ansiado positivo.

Tengo recuerdos muy claros de mis primeras pacientes y mis primeros éxitos reproductivos. Y la verdad es que es un bonito recuerdo. Las pacientes te envían las fotos de sus niños, que ya no son tan niños. Es emotivo para mí. A muchas de ellas las he acompañado en su primer embarazo y luego en embarazos posteriores. Con algunas pacientes he tenido la suerte de seguir en contacto porque han venido a hacerse sus revisiones ginecológicas.

No te acostumbras, porque cada caso es diferente. Dar buenas noticias siempre gusta, pero a las que nunca te acostumbras es a las betas negativas, porque son momentos muy duros. Cuesta mucho tener que dar malas noticias porque no se ha conseguido lo que tanto ansiamos. A eso no me acostumbraré nunca.

Totalmente. He notado mucho el cambio de perfil de paciente que recibimos ahora. Son pacientes muy diferentes. Es cierto que abordamos casos de mayor complejidad, tenemos muchas pacientes que vienen de todas partes del mundo. Muchas ya han recibido un tratamiento complejo en sus países.

El principal reto es que estamos encontrando pacientes con múltiples fallos, con problemas uterinos, también endometriales. Actualmente, con la mejoría de las técnicas del laboratorio y el estudio genético embrionario, tenemos más controlada la parte del estudio de los embriones que nos da la mejor información para transferirlos; pero el caballo de batalla con el que estamos lidiando actualmente son los casos de fallo de implantación y de endometrios complicados.

Siempre queremos conseguir los mejores resultados en cada caso, pero los retos actualmente son los estudios endometriales, los endometrios complicados de manejar.

Con el estudio clínico Matris intentamos adelantarnos al pronóstico de determinadas pacientes, determinar los momentos de la medición endometrial.

Hay pacientes, sobre todo muchas que vienen del extranjero, con endometrios bastante refractarios a la medicación. En muchos casos aplicamos el PRP endometrial. Hacemos estudio del endometrio con ecografía en 3 dimensiones con biopsia endometrial para conocer más su endometrio y para intentar maximizar las posibilidades de embarazo en el siguiente intento.

Hay muchos que me han dado mucha alegría porque nos ha costado muchísimo llegar a ese embarazo. Pero hay un caso de hace un tiempo de una mujer sin pareja que inició el tratamiento con sus propios óvulos y durante el mismo fuimos capaces de diagnosticarle algo que no tenía que ver con la reproducción.

Tenía un angiodema, una patología inmunológica poco frecuente y gracias al seguimiento que tuvo por nuestra parte, la pusimos en contacto con un experto, y tuvo un seguimiento con el principal especialista de angiodema que pasa consulta en el Hospital La Paz.

Con esta paciente además ocurrió una cosa curiosa, en dos ocasiones ocurrió que le transferimos solo un embrión y se dividió. En el primer tratamiento lamentablemente los perdió y en el segundo embarazo tuvo dos niños. Los bebés compartían la placenta y la bolsa. Es uno de los casos de los que más me acuerdo por la complejidad y lo que nos costó llegar al positivo. También me acuerdo sobre todo de otros muchos pacientes de largo recorrido.

Una cosa que nos caracteriza es la sinceridad y transparencia. Hay veces que hay que poner límites. Me ha pasado en pocas ocasiones. Pacientes a los que decimos que ya hemos hecho todo lo que podíamos hacer y les hemos ofrecido todo lo que podíamos ofrecer y ellos además, afortunadamente, cuando les he dicho que ha llegado el momento de parar han entendido perfectamente la situación.

Son casos muy concretos y son afortunadamente la excepción, pero con la mayor sinceridad y cariño, y además de pacientes de largo recorrido, hemos dicho que había que parar. Y así lo han hecho. Hay que ser conscientes de que esto es medicina. Hay que saber decir hasta aquí hemos llegado, aunque sea duro.

Aparte de la experiencia que tenemos todos, la experiencia de los años en el tratamiento de pacientes. En muchas ocasiones necesitamos también que nos apoyen profesionales del apoyo psicológico porque son procesos tan ligados a las emociones como es un proceso de reproducción.

Me encanta viajar, conocer sitios nuevos, pasar tiempo libre con mi familia, con mis amigos, con mi pareja, pasar tiempo con ellos. Sobre todo eso. Y también me encanta el gimnasio, soy una auténtica fanática de las actividades físicas. Intento sacar tiempo, porque es importante el bienestar personal para tener un buen bienestar profesional.