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Dra. Alicia Álvarez

Es doctora por vocación desde su más tierna infancia. Y confirmó su deseo de dedicarse a la medicina tras una experiencia personal siendo niña. La ginecóloga Alicia Álvarez tiene una trayectoria de casi tres décadas de trabajo y actualmente colabora con Clínica Tambre como asesora especialista en fertilidad. Se pone en la piel de los pacientes porque como ellos, también tuvo dificultades para ser mamá. Y cree que es fundamental la confianza en el equipo médico para conseguir juntos el éxito en el tratamiento.

Ginecóloga Especialista en Fertilidad

  • Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid (1996).
  • Especialista en Medicina de Urgencias (1996-2003), Clínica Hospiten SUR, Tenerife, y Royal Infirmary Edimburgo (1997).
  • Master en Medicina de Urgencias por la Universidad de la Laguna (1997-1999).
  • Especialista en Ginecología y Obstetricia (2003-2009) Skaraborg Sjukhus, Västra Götaland Region, Suecia, con formación complementaria en Cirugía Digestiva, Torácica y Urología (1 año, 2004), Neonatología (1 año, 2005), Medicina Reproductiva (Sahlgrenska Universitetssjukhuset, Gothemburg (1 año, 2006).
  • Dirección Médica de Gynekology och Fertilitets Centrum en Norrkoping, Östergötaland, Suecia (2014).
  • Master en Medicina de la Reproducción Humana por Instituto Valenciano de Infertilidad (2014).
  • Trabajando en Medicina de Reproducción Asistida desde 2006.

“La primera beta positiva no se olvida nunca, la mía fue una pareja que llevaban 15 años buscando el embarazo, sus hijos ya tienen 10 años” 

Conoce un poco más sobre mí

Tuve vocación por la medicina desde la infancia. En nuestra familia ocurrió un accidente fatal cuando yo tenía 11 años, en el que estuve más de 10 horas esperando en una sala por la cirugía a vida o muerte de un familiar, de la que finalmente salió bien, aunque con limitaciones. Este hecho me hizo pensar: “si los médicos han logrado que viva, yo también podré hacerlo”. Mi vocación ya venía de antes, pero este hecho lo confirmó.

Antes de decidirme por la ginecología, decidí pasar unos años como médico de Urgencias, formándome en todos los campos (este 2024 ya son 28 años de ejercicio). Tras unos años, di el paso hacia lo que siempre soñé. El milagro de la vida es algo que me maravilla.

Primeramente, me dediqué unos años a la obstetricia, quería conocer a fondo todo lo relacionado con el embarazo. Pero mi meta iba más allá, yo quería formar parte del inicio, quería intentar ayudar a los pacientes que no podían ver cumplido su sueño.

Mi formación como médico se desarrolló en España, Reino Unido, Suecia y Noruega. Aprendí de los mejores, en cada campo, y con los años, la experiencia me llevó a hacer mi propio camino. Inicie mis primeros pasos en medicina reproductiva hace ya 17 años. ¡Cuántos avances desde entonces!

Me fui moviendo de un sitio a otro, porque pienso que no puedes quedarte siempre en el sitio donde te has formado, hay que salir de la zona de confort para realmente conocer a dónde puedes llegar. Tras mi paso por varias clínicas, llegar a Tambre. Fue un reto, tanto en lo profesional como en lo personal (muchas cosas habían pasado en mi vida….) Pero también, muy gratificante porque cuenta con un equipo fantástico, liderado por mujeres competentes, no conformistas. Un equipo en donde todos y cada uno, en sus distintos puestos, trabajan por el bien de los pacientes.

La primera beta positiva no se olvida….fue el caso de unos pacientes que llevaban más de 15 años realizando tratamientos de fertilidad, sin tan siquiera un test de embarazo positivo. Fue un trabajo complicado, en equipo….a día de hoy sus hijos tienen ya 10 años. Nunca te acostumbras.

Trabajamos con casos complicados, como suelo decir, los casos fáciles no existen, «esos no vienen a las clínicas de fertilidad»….partimos de un «no puedo», y es un viaje largo en el que te embarcas con los pacientes, sabes cuando se inicia, pero no cuándo ni cómo acabará. Intentamos que los pacientes tengan la seguridad y el confort de haber hecho todo lo posible para lograr su sueño de formar una familia, sobre todo en los casos en que lamentablemente esto no ocurre.

El reto más importante es conseguir que confíen en nosotros, que nos vean como parte de su historia, su apoyo incondicional. Cuando las cosas no van bien, hay que estar ahí con ellos. Los pacientes de infertilidad llevan sacos de frustración a sus espaldas, mucho sufrimiento. Es más sencillo entenderlo cuando has pasado por situaciones similares.

Te confieso que a mí me resulto muy complicado formar mi familia, sufrí abortos, desilusiones, frustraciones. Llegué a pensar que mi función era la de «ayudar» a otros a ser papás sin llegar a ser madre yo misma.

Afortunadamente, logré mi sueño sin tener que hacer tratamientos, pero me ayudó a entender cómo se sienten los pacientes. Tanto ellas como ellos. No podemos dejar de lado a las parejas, femeninas o masculinas. También sufren, y hemos de cuidarlos, porque son parte esencial en el proyecto de ambos.

No podría elegir uno en concreto, son muchos y muy distintos entre ellos. Cada bebé lleva una pequeña parte de ti, de tu esfuerzo, de tu ilusión. Te confieso que soy madrina, hasta el momento, de 4 bebés…¡en Europa, África y Oceanía!

Estar ahí para ellos. Hacer que sientan que, por muchos casos que lleves, cada uno es único. Cada uno tiene su protagonismo, y por eso cada caso es personalizado.

Me gusta pasar tiempo con mi familia: mi marido y mis tres hijos. Disfrutar con ellos cada momento. También cuido de mis padres, ellos han sido un pilar fundamental en mi vida, y ahora me toca a mí serlo para ellos. Esto no me deja mucho tiempo para mí. Según pasan los años tus prioridades también cambian. Viajar, una de mis pasiones, ya no es tan factible. La lectura y el cine son otras de mis aficiones, y el mantener mis amistades una prioridad sin duda.

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